Dejar de fumar es una de las tareas mas difíciles a las que se puede enfrentar un ser humano. Empezar es fácil, dado el grado de adicción del tabaco, la nicotina y demás químicos contenidos en un cigarrillo, incluso es fácil aumentar la cantidad de cigarrillos fumados por día. Pero es terríblemente difícil dejar de fumar. Cuesta demasiado. Es mas fácil dar un paso intermedio -piensa uno- y decide reducir el número. Error garrafal. De hecho, el reducir el número de cigarrillos por día es relativamente fácil, el problema empieza cuando uno quiere mantener ese número. NO SE PUEDE, no jodamos. Que un cigarrillo después de almorzar, que uno con la compu, con un vaso de coca, con lo-que-puta-sea. Siempre se vuelve al número promedio de cigarrillos por día, SIEMPRE. Luego de haber fracasado en el intento de reducir el número de cigarrillos, uno toma coraje y se dice a sí mismo "tengo que dejar completamente de fumar". Y ahí empieza la encrucijada. Primera pregunta: "¿cuándo empiezo?". Respuesta rápida, "el lunes". Sería normal si no tenemos en cuenta que esas decisiones suelen tomarse un martes o miércoles. En fin, pasa la semana de despedida del cigarrillo y en su transcurso uno empieza a dudar. "¿Estaré bien?", "¿podré?". Llegado el domingo a la noche uno se despide con un último cigarrillo y se va a dormir. Como no podía ser de otra manera, esa noche cuesta dormir. Y cómo cuesta!. Pasan las horas, 12, 1, 2... y nada, el sueño parece haberse olvidado de nosotros y, para colmo, aparece el ancia. Esa tan temida ancia que hace que nos levantemos de la cama cansados de dar vueltas en busca de un pucho. Teniendo en cuenta que para esta altura son las dos o tres de la mañana, del lunes, la propuesta inicial ha fallado en los papeles. Finalmente logramos dormirnos.
Día Uno:
El primer día puede resumirse con la siguiente palabra: eterno. ABSOLUTAMENTE TODO se hace eterno. Desde la espera hasta que se caliente el café, que llegue el bondi, todo es eterno. Aparecen los suplentes. Uno dice "no puedo fumar, pero por lo menos voy a comer chicle/caramelo/chupetín, para tener la boca ocupada" (chistes obscenos abstenerse). Y así es como uno empieza a subir esos kilos que después se pregunta de dónde mierda salieron. En fin, con el transcurso del día, uno piensa que todo va a ser mas liviano a medida que se acostumbre. ERROR!!!. Con el transcurso del tiempo todo empeora, uno tiene mas ansia, come mas caramelos y tiene mas ganas de caminar por las paredes. Ni hablemos del humor. El humor de alguien que está intentando dejar de fumar es absolutamente cambiante, hasta el punto de la intolerabilidad. Puede llegar a estallar en cólera ante el primer signo de comunicación dirigido hacia él. Finalmente, con la caída de la noche, y como no podía ser de otra manera, resulta imposible dormir. Sin importar si uno da vueltas como trompo, prueba dormir en la posición de la parabólica humana, da vuelta la cama de lugar, reubica los muebles. Es IMPOSIBLE dormir. Lo que preludia...
Día Dos:
Si el primer día es eterno el segundo día es imposible. Uno cuenta hasta los segundos que hacen desde que se fumó ese último cigarrillo el domingo a las dos, tres de la mañana. Y gasta mas de lo que hubiera gastado en cigarrillos comprando caramelos y chicles. Se hace imposible tratar con nadie que fume, porque tienen ese olor llamativo a cigarrillo que todavía perdura en su ropa, pelo y demás, y la verdad que no da para estar oliendole la ropa y el pelo a los demás, por lo que la mejor solución es cortar el trato. Así, se le ocurre una idea genial: "¡Hoy no salgo en todo el día!, así no compro puchos", que sería una excelente estrategia, salvo que prácticamente es imposible que alguien se quede encerrado todo el día. Siempre va a tener algún lugar a donde ir, en donde haya gente que esté fumando. Ahí empieza la paranoia, uno se dice "estos hijos de puta!, no me van a hacer fumar!!!!" y busca fortaleza en el enojo. Cuando el día se acerca hacia el final, vuelve la noche, pero esta noche es levemente mas tranquila, ya que uno está satisfecho con haber pasado "casi 48 horas", lo que mantiene las esperanzas.
A partir del segundo día, son similares hasta que se está por cumplir la semana.
Primera semana:
La primera semana es muy difícil al principio, pero después, uno se aliviana la carga viendo sus logros "pasé uno, dos, tres, cuatro días sin fumar". Pero en ese momento llega el domingo. Si el domingo fué creado para algo es para romper con todo. El domingo no se respetan las dietas, la familia, las abstinencias, ABSOLUTAMENTE NADA. El domingo es un día completamente onanista. Y como tal, uno se levanta a las 12, boludea un rato luchando con el -a esta altura- leve impulso de agarrar un pucho, hasta que llega el momento del almuerzo. Almuerzo que consta de: una picada a modo de entrada con un bermucito para que no caiga mal la comida, unas pastas bieeeen contundentes con una salsa que engorda de solo verla, un postre de titánicas proporciones y un cafecito. Romperíamos con todo tipo de dieta pero nada mas hasta ahí. Error. Entre plato y plato se produce una pausa de 10 a 12 minutos, el tiempo exacto para (tataan tataan) un pucho!!!!. "Bueeeeno... es domingo no pasa nada", "además mi (viejo-tío-primo-hermano) está fumando, ¿porqué yo no puedo?". Y así se fuma el primer pucho en una semana. A todo esto, los pulmones algo se limpiaron así que ese pucho va a tener que terminar por la mitad en el medio de un ataque de tos nerviosa con posible aparición de flemas y algún que otro trozo de comida. Terminado el ceremonial del almuerzo, uno mira el reloj y se hicieron las 4. "Dale, dale, poné la tele que juega boca". "Bueno -piena uno- que tan malo puede ser..." MALÍSIMO, PÉSIMO, HORROROSO. Sí, no importa cómo salga el partido, uno se come las uñas... siempre está sufriendo o puteando a alguien. Aunque el partido esté 5 a 0 a favor de su equipo, uno siempre tiene ganas de fumar cuando está viendo un partido, siempre alguien hace algo que lo pone a uno nervioso. Así que uno se dice: "Ma sí! ¿quién me manda a mí a querer dejar de fumar? se van todos a la puta que lo' parió!". Con lo cual concluye el intento de dejar de fumar número 2513564896, sin contar las veces que uno intentó bajar el número de cigarrillos fumados por día.
11 de febrero de 2008
Dejar de fumar (o ¿dónde dejé mis cigarrillos?)
Dice Juan-chan
Temas: reflexiones
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3 comentarios:
primero que nada... es necesario taaan largo post??? cuesta leer a esta hora jaja... pero hice un esfuerzo... además un post largo merece comentario también en extensión ;)
así q 1 semana sin fumar? bien ahí... para empezar... varias veces te he roto las bolas para q dejes los cilindros cancerígenos jaja...
esto me hace acordar cuando rod y todd dicen "mandamos esos tubos pecadores al infierno"... "fumadores pecadores" jaja
:P nos vemos!
Ejem...a ver si me sale la inspiración...hoy es un día en el que la sagazidad no me acompaña asi que voy a limitarme a esto:
SOS COMO LA GATA FLORA, CUANDO SE LA PONEN GRITA Y CUANDO SE LA SACAN LLORA
Salú'!
Raoul and The Kings Of Spain
(Joan, boludo)
muy poético lo tuyo debo decirte, al contrario de lo que te parecía, muuy inspirado
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